Actualizado: 16 ago 2023
Federico Voltan
Ya te acostumbraste al agua de la ducha caliente, que te masajea la nuca, calienta los hombros y acaricia la cara.
Ya te acostumbraste al jabón que patina por el cuerpo hasta deslizarse
Ya te acostumbraste al cepillo de dientes que uno a uno busca la blancura de tus dientes
Ya te acostumbraste a la rica comida de cualquier momento del día, que nunca le das prioridad porque preferís ver la tele, escuchar música, leer algo en el celular o hasta incluso charlar con alguien.Ya no disfrutas el mate matutino, la pizza de la esquina, ni la fruta entre comidas.
Ya te acostumbraste tanto a comer que ya no sentís el hambre, comes por horarios tuyos o de otros.
Ya te acostumbraste a tus viejos, te cuesta mirarlos un tiempo, difícil escuchar lo que en verdad dicen, siempre estas apurando o haciendo alguna tarea extra, ya nos lo sentís.
Ya te acostumbraste a tu pareja, ya casi entras sin saludar, ya no reconoces sus olores, cada vez la abrazas menos y casi nunca la miras a los ojos.
Ya te acostumbraste a tu cama, a tu colchón, ya no le agradeces por su trato diario, por su dureza, por su compañía, por su cobijo. Apenas te despertas en vez de saludarlo, “Hola colchón, buen día”, lo traicionas agarrando el celular para ver qué pasa en cualquier parte menos al lado tuyo. Ya no te preocupas si hubo algún resorte que no usaste y se sintió ofendido.
Ya te acostumbraste a tu almohada, ella que mejor conoce tus miedos, tus inseguridades, la que siempre queres abrazar y nunca te dice que no.
Ya te acostumbraste a tus medias, solo se dedican a entrar y salir, te olvidaste de sentir como acarician tus pies cada vez que entran y como te hacen respirar el aire fresco cada vez que salen.
Ya te acostumbraste a tus pies, ya no sentís la alfombra, el piso, la calle, el pasto, la arena, el barro, el agua, ya no sentís la diferencia.
Ya te acostumbraste a respirar, ya no sentís como el aire infla la panza y como sale en silencio, y mas aun como te mantiene vivo.
Ya te acostumbraste a la luna, ya nunca la miras para ver qué forma tiene.
Ya te acostumbraste al cielo, al día, a la noche, al silencio, a tu cuerpo, a los arboles, a los ruidos, a la música, a mirar, a tocar, al sol, al atardecer, al otoño, a la primavera, al invierno, al verano.
Ya te acostumbraste a vivir